lunes, 29 de julio de 2013

Reflexiones de carajillo – Cómo irse de vacaciones y que tu báscula no muera en el intento (de pesarte a la vuelta)


Me queda menos y nada para el parón estival. Por fin. Pensé que jamás de los jamases llegaría. Y no es para menos. Os habréis dado cuenta de que tengo el blog abandonadito, pero es que el día no me da para más… entre el trabajo y echar una mano en el negocio familiar me quedan las horas justas para dormir y cubrir mis necesidades básicas. Me dejaréis que os haga unos minutos de publicidad y autobombo pero esto www.aquamaritime.es es lo que me ha tenido más que ocupada en las últimas semanas. Sí, ya… nada que ver con las cosas del comer o sí, porque es lo que da de comer a mis padres… En cualquier caso estoy muy ilusionada con este proyecto y espero (y deseo) que sea todo un éxito para la familia.

Bien, volviendo al tema que me ocupa confieso que tengo un gozo en el alma grande cada vez que pienso en lo poquito que me queda y en los días que voy a pasar en la isla. Sol, mar, siestas, paseos, amigos, risas, trabajo (poquito, en aqua :D ), comidas, cenas, vermuts, desayunos, meriendas... Vamos, lo que viene siendo unas vacaciones sencillas y sin pretensiones pero buscando esa magia isleña que tanto me gusta. Pero como toda cara tiene su cruz, todo ying su yang, y todo salero su pimentero, no puedo dejar de sentir cierto desasosiego al pensar en esos duendes del armario que me encogen la ropa cada vez que vuelvo de vacaciones. Hay que ver cómo son… Ellos me dicen que claro, el dolce far niente es lo que tiene, y ponerse tibia de ensaimadas y pan con sobrasada también.  Pero bueno, como una disfruta igualmente de las ligerezas del verano sea en versión trempó, gazpacho o sardinas a la fresca, me he propuesto hacer una lista de “buenos propósitos grastro-dieto-vacacionales” para volver, al menos, como me he ido. Porque sí, se puede comer, disfrutar y mantener las lorzas controladas hasta la vuelta. Ahí van unos consejillos para todo aquel que quiera aplicarse el cuento: 

  • Estudiarse la oferta grastronómica del lugar:  y es que si uno se prepara las rutas, los museos o los monumentos a visitar, ¿por qué no prepararse  también la gastronomía “must” de la zona? Haz una lista de lo que te gustaría probar antes de salir de viaje y combina aquellos platos más ligeros, tipo ensaladas, verduras, sopas o cremas frías (ojo cuidado! sin salsas, ni gratinados) con segundos platos locales también ligeros. Marca los platos con más poderío calórico y consume con prudencia y sentido común aquellos que más te apetezcan probar.

Típico menú en el Monte Koya (Koyasan, Japón)
  • Compartir es vivir: a no ser que seas de esos que se van solos de vacaciones cargando mochila para disfrutar de la experiencia de encontrarse a sí mismo, comparte con tus compañeros de viaje esos platos chorreosos de calorías con unos entrantes frescos y ligeros. Las calorías repartidas engordan menos, amiguete!

Compartiendo barbacoa coreana, (Seúl, Corea del Sur)
  •  Buffet libre a la vista!!! Warning! Meeeeccc!!! Meeeecc!! Meeeeccc!!!!!: se encienden la alarmas y las sirenas rojas relucen en el comedor del hotel. El buffet libre es la mayor amenaza para cualquiera que luche contra los duendes del armario. Despierta ese gen del ansia viva que hace que te rebose el plato de huevos revueltos con bacon y podáis desayunar tú y medio hotel más. Huye del buffet libre, es el enemigo, la bruja de Hansel y Gretel que solo quiere que comas hasta que esas piernecitas se conviertan en tiernos y jugosos jamones 5Js. Pero si no te queda más remedio que caer en sus cantos de sirena, encomiéndate a Santa Rita y al plato pequeño, aplica el sentido común, tírate a lo más sano* (frutas, yogures, panes integrales, queso fresco, pavo/jamón, huevos cocidos, salmón…) y no comas hasta que sientas que tienes un alien en el estómago, por eso de es-que-igual-luego-me-pega-el-hambre-y-no-sé-a-que-hora-voy-a-comer. Contén ese anhelo y mete una manzanita en el bolso para combatir el temido momento del hambre mediamañanera mientras estás haciendo cola para entrar en el Palacio Topkapi bajo todo el solano.

Señores del Palacio Topkapi tostándose al sol (Estambul, Turquía)
  • El día que toque probar las delicias más engordantes, déjalas para la comida en lugar de la cena. No hay nada más desagradable que irse a dormir con el estómago lleno y pesado. Incluso si vas a continuar la noche… no hay nada más desagradable que irse de bailoteo con el estómago lleno y pesado!

  • El tamaño sí importa, querido amigo (o amiga). Al menos cuando de comer (alimentos) se trata (ains, que me meto en un jardín erótico-festivo en cero coma!! ;P). Aquí hablamos de raciones, así que en el buffet libre, reitero mi recomendación de utilizar platos pequeños, y si son grandes, llenar solo la mitad del recipiente puede ser una solución. Y si la ración de tu plato depende de un despiadado cocinero (primo-hermano de la bruja de Hansel y Gretel) come hasta que te quedes bien y procura no repetir.

Mega - Jacket Potato en una terracita cerca de Hyde Park
(Londres, Reino Unido)

  •  La asertividad es un grado: NO tienes que decir Sí a todo! ¿Una copita más? Sí, ¿Una cucharadita más? Sí, ¿Un trocito más y así lo rematamos? Sí, ¿Reventamos todos juntos y dejamos el lugar como la matanza de Texas? Sí. Pues NO. Un “no, gracias, ya estoy bien”, es muy educado y hará que te sientas victorioso ante la amenaza tocinera, como Gretel empujando a la bruja dentro del horno donde, ésta, pretendía cocinar a los pobres hermanos.

  • Visita los mercados locales y prueba sus productos frescos. Si tienes la oportunidad de disponer de un sitio para cocinar (apartamento, apart-hotel, o tu misma casa de verano osea…) aprovecha para descubrir las maravillas locales y prepararlas en casa. Si eres un guiri más que ha aprovechado el pack vuelo+hotel-mediapensión, al menos llévate fruta o frutos secos para el desayuno o los tentempiés.

Puestecito en una carretera de Croacia

  • No te pases el día sin comer para “compensar” el fiestorro que te vas a pegar por la noche. Créeme, no funciona y terminarás poniéndote como Falete en ese peligroso buffet libre de tu hotel.
  • Sin embargo, esto no quiere decir que no puedas “compensar” de alguna forma una noche de exceso gastronómico: ensaladas, frutas, batidos naturales, verduras, arroces o pastas sencillos y pescados son los mejores aliados para ganarle la batalla al zampabollos que llevamos dentro en el día después.

Reconstituyente ensalada de naranja y anchoas
(Es Port d'Es Canonge, Mallorca)
  • Muévete. Si visitas una ciudad haz la mayoría de desplazamientos andando y en transporte público. Si vas de hotel, aprovecha para hacer algo de bici, elíptica o cinta en el gimnasio (si tiene, claro), si no sal a correr o a caminar expresamente. Si te quedas en tu residencia de verano, aprovecha las horas de menos calor para salir a pasear, coger la bici o nadar si tienes agua en su versión artificial (léase piscina) o natural (léase mar o lago) cerca. Es una muy buena forma de ayudar a mantener a ese curioso michelín que quiere salir a ver el puente de Brooklyn. 


Puente de Brooklyn, de pateo por la City
(Nueva York, EEUU)

*Vamos a ver… lo del buffet libre es una auténtica trampa, porque dependerá del hotel en el que estés… Yo me he visto en lugares donde la única fruta que había era en almíbar y los embutidos conglomerados de grasaza… Aquí, haz caso del punto 7 o busca algún establecimiento fuera del hotel (si te lo permite el presupuesto y el emplazamiento) donde desayunar. Si todos estos consejos resultan inútiles, ánimo majete, serán pocos días y pronto estarás de regreso en casa!

Bien, hasta aquí mis 10 recomendaciones para mantener la báscula a salvo y luchar contra los duendes del armario. Podríais pensar que para qué complicarse la vida si estamos de vacaciones, ya nos portaremos bien a la vuelta, ¿no? Ja! Vosotros mismos con vuestro mecanismo. En cualquier caso y hagáis lo que hagáis, disfrutad de las vacaciones, desconectad y cargad pilas para la vuelta! Os dejo esta refrescante y veraniega canción de Vampire Weekend, una oda a las vacaciones veraniegas que tan cerca están ya! Os deseo unas felices vacaciones a todos! Besets!

Holiday, oh, holiday
and the best one of the year...




martes, 16 de julio de 2013

Sixto Rodríguez en concierto – Cuando la emoción supera a la razón


Vaya por delante que en el momento de acudir al concierto de Rodríguez, aún no había visto Searching for Sugar Man. Y no era por llevarle la contraria a la modernez del momento y ser de las pocas personas en ver el concierto sin estar condicionada por el documental. Simplemente no había tenido tiempo de hacerlo. A Rodríguez empecé a escucharlo por el mismo motivo que todos los que estábamos en el Pueblo Español de Barcelona el pasado lunes 8 de Julio: por ese documental que le devolvió al lugar del cual nunca debería haber sido arrancado. En aquel momento no tenía mucha idea de qué iba la película, únicamente que este señor, Rodríguez, se hizo muy famoso en Sudáfrica, pero nunca fue consciente de ello y que, pensando que había fallecido, unos fans fueron en busca de su historia hasta que descubrieron que estaba vivo. Todos, o casi todos, los que han visto la pieza documental hablan de la sensibilidad de la historia, de su genuinidad y de los valores que consigue transmitir Rodríguez y sus buscadores. No puedo estar más de acuerdo ahora que la he visto.

Sixto Rodriguez
Pues bien, tras la decepción de los fans por la cancelación del concierto en el Primavera Sound, la organización tuvo a bien emplazarnos, previo pago de 5€ y casi mes y medio después, en el Pueblo Español de Barcelona para devolvernos ese concierto que, por culpa del cansancio de una intensa gira, Rodríguez se vio obligado a anular.

Entrando ya en materia, hay que decir que allí se vieron dos conciertos: el del Rodríguez desconocido con buenas canciones que hizo un concierto mediocre, y el del Rodríguez emocional ligado a su historia, a su forma de ver la vida y de contarla. El Rodriguez de esas letras que se identifican con el despertar social de un país oprimido como era Sudáfrica en los 70. Empezó, sorprendentemente, con una versión de Malagueña Salerosa (¿?) para continuar ya con Climb up on my music y meterse en el bolsillo a un público entregado y ansioso por ver a la leyenda viva. El concierto siguió de forma irregular, con una guitarra que apenas se oía e intercalando más versiones. La guitarra de Rodríguez sonaba floja y desacompasada, pero los esfuerzos de la banda por cubrirle no conseguían tapar del todo los acordes mal arrancados. Al menos eso se percibía desde las primeras filas. Si a eso le añadimos las versiones desafinadas y fuera de lugar, el concierto se convirtió, a mi modo de ver, en algo carente de ritmo y sin un hilo conductor. Un desacierto en mi opinión, pues hay que decir que si bien sus canciones las cantaba cómodamente, a la que se salía de registro los desacordes y salidas de tono nos hicieron sufrir a más de uno (recordemos el momento Unchained Melody). Bien, esto es lo que fue el concierto de Rodríguez visto por alguien que no conocía su historia.

Pero el concierto que se vivió allí, o el que la mayoría de asistentes vivió, fue el del Rodríguez emocional, el de los valores, la rebelión contra el orden establecido y el desvelo social. La ovación de los fans hacía me hacía intuir que estaba ante alguien que era más que un músico. La devoción del público perdonó las versiones y los desafinos porque allá arriba, en el escenario, estaba el artista que demostró al mundo que para triunfar en la vida no se necesitan grandes campañas de marketing, ni millones de euros, ni las mejores discográficas. Para ganar en la vida hay que ser auténtico y fiel a uno mismo. Así, el éxito llega seguro. Da igual que sea a los 70 años. Llega.

Está claro que habría sido muy diferente sentir el concierto conociendo los detalles de la vida de Sixto Rodríguez. Porque la música no sólo son acordes y letras. Son las historias de las personas que están detrás de ellas. Los verdaderos músicos son aquellos que logran empatizar con su público, transmitir la complejidad de los sentimientos humanos a través de emociones sonoras. ¿Qué más da que este señor desafinase? ¿Qué su guitarra sonase mal? ¿Qué podemos exigirle a un músico al que no le han dejado crecer y desarrollarse cuando tenía que hacerlo? A Rodríguez le robaron el tiempo para forjarse una carrera pero nadie pudo llevarse esa genuinidad del auténtico artista. Y así es como debía ser. Porque, tal y como dice la letra de I’ll slip away “puedes guardarte tus símbolos triunfales, que yo perseguiré mi propia felicidad”. Algo me dice que Rodríguez no habría sido feliz si el triunfo le hubiese llegado hace cuarenta años.

Os dejo con I'll slip away, disfrutadlo!

And I'll forget about the girl that said no
then I'll tell who I want where to go...



lunes, 1 de julio de 2013

Cuquin Magazine V

Azul. Blanco. Sol. Mar. Playa. Arena. Pareo. Verde. Montaña. Caminos. Cerezas. Postre. Helado. Tertulia. Sombra. Gazpacho. Baño. Agua. Albahaca. Atardecer. Vainilla. Chocolate. Trasnochar. Amigos. Familia. Cuquin Magazine V. 






Podéis ver el número V de la revista aquí, donde participo con un unas berenjenas y tomates gratinados, inspirados en la parmigina, y unos vasitos de bizcocho, frutas rojas y crema pastelera. Feliz verano cuquineros!